Aún hay agrupaciones que viven de las donaciones, pero también hay otras que tienen recursos autogenerados.
Los nuevos modelos filantrópicos van más allá del asistencialismo (Ilustración: Eduardo Ramón Trejo / Tec Review)
Voluntarios dispuestos a construir vivienda, empresas que entregan becas educativas, grupos que cuidan animales…son solo algunas actividades de la sociedad civil para atender problemas sociales. El éxito de muchas de estas acciones solidarias es entender la filantropía como colaboración colectiva.
La Real Academia de la Lengua Española (RAE) describe la filantropía como “amor al género humano”. La palabra tiene un origen griego, que incluye los vocablos philos (que significa amor o amigo de) y anthropos (que se traduce como hombre).
Rob Reich, director del Centro de Ética de la Universidad de Stanford, advierte que vivimos en una era de desigualdad masiva creciente que también ha traído de la mano mayor colaboración colectiva.
Ana María Sánchez Rodríguez, coordinadora del Centro de Pensamiento del Centro Mexicano para la Filantropía (Cemefi), explica que las prácticas filantrópicas han evolucionado en las últimas décadas.
“Los nuevos modelos de gestión son los que se acercan más a dialogar y entretejer soluciones que no provienen de solo quienes dan el dinero. Las soluciones se generan de un diagnóstico y de tender puentes con organizaciones de base, más pequeñas, que tienen más tiempo trabajando en el territorio”, añade.
Actualmente, existen distintas prácticas altruistas como la filantropía estratégica que se instrumenta desde las empresas o las fundaciones comunitarias que trabajan directamente con organizaciones de base.
“No solo se hace la filantropía a través de las grandes fundaciones”, comenta la especialista de Cemefi.
Sánchez Rodríguez advierte que la desigualdad, la pobreza, la discriminación son problemas que no se resuelven en el corto plazo.
Los nuevos modelos filantrópicos implican mayor involucramiento por parte de todos los actores: donantes, voluntarios, beneficiarios e intermediarios.
Romina Farías Pelayo, directora de investigación de Cemefi, explica que las organizaciones se han modificado con el paso de los años.
Aún hay agrupaciones que viven de las donaciones, pero también hay otras que tienen recursos autogenerados.
“Contrario a la impresión de que las organizaciones solo viven de los donativos que reciben, la mayor parte de los ingresos de las donatarias es autogenerado y los donativos constituyen, poco menos, de una cuarta parte del total de los ingresos”, explica Farías.
La directora de investigación de Cemefi dice que, antes, solo había organizaciones enfocadas a la asistencia.
“Hoy, las organizaciones pueden hacer investigación, cuidado y protección del medio ambiente, capacitación en la incidencia de política pública”, comenta la especialista.
“Eso hace que la diversificación de recursos sea más relevante que nunca, porque no puedes depender de los donativos para subsistir”.
Los donativos son solo una parte del total de los ingresos de las organizaciones civiles. (Fuente: Cemefi)
Las donatarias autorizadas son aquellas organizaciones civiles que tributan como personas morales sin fines de lucro.
Es una figura fiscal que otorga el SAT para dar certeza sobre la rendición de cuentas y la transparencia en el manejo de los recursos de las asociaciones no lucrativas.
“Ha habido una narrativa poco clara de qué hacen las organizaciones de la sociedad civil. ¿A quiénes atienden? ¿Por qué hay que darles dinero?“.
Romina Farías asegura que sí hay que darles dinero, porque las organizaciones tratan temas que no han sido abordados por el gobierno.
Es posible apoyar a una organización con donaciones monetarias, pero también adquiriendo los productos que producen o los servicios que ofrecen.
Se estima que dos millones de mexicanos mayores de 15 años destinan su tiempo a organizaciones sin fines de lucro.
Ausencio Miranda Moreno, coordinador de Voluntariado y Ciudadanía en Cemefi, explica que, entre las razones para ser voluntario están el interés por fortalecer capacidades profesionales para ser competitivos en el ámbito laboral y contribuir en acelerar el cumplimiento de la misión institucional de las organizaciones de la sociedad civil en México, inclusive la búsqueda de una pareja con los mismos intereses de ayuda.
Ese es el voluntariado independiente que, si bien está motivado por intereses personales, también busca contribuir con su tiempo y talento a una causa social con la que se siente identificado.
Miranda Moreno, responsable del portal de vinculación con voluntarios Hacesfalta.org.mx, indicó que el voluntariado se ha convertido en un mecanismo de incidencia que busca sumar a la transformación y desarrollo de las comunidades y ciudadanos.
También existe el voluntariado corporativo o que promueven las compañías para que sus empleados dediquen parte de su tiempo y conocimientos a una causa social, durante su jornada laboral.
“Cerebralmente hablando, cuando escuchamos el mensaje en español tenemos que decodificarlo, cambiar la estructura gramatical y adaptarlo a la cultura de sordos. Todo esto en tiempo real”, describe Liliana Ruiz, perito traductor de la Lengua de Señas Mexicana en el Tribunal Superior de Justicia de Querétaro. (Foto: Cortesía)