Conapred recomienda a las empresas adoptar una mentalidad positiva al tratar con personas con discapacidad: ver en ellos lo que tienen y no los que les falta.
Uno de los principios elementales para trabajar con personas con discapacidades es no ayudarles nunca sin consultar antes. (Foto: Susan Irais / Tec Review)
“Cuando tienes un hijo con síndrome de Down o con cualquier otra discapacidad, siempre te preguntas: ¿Qué va a pasar el día que yo ya no esté? ¿Quién va a ver por él?”, cuenta Gabriela Mendoza.
Estos pensamientos en su cabeza y el comentario de su hijo acerca de dejar la escuela y comenzar a trabajar, la impulsaron a crear una empresa para asegurarle un futuro a él y a más de 22 personas con discapacidad que hoy conforman Pavo Down.
El talento de estos trabajadores consiste en memorizar procesos y repetirlos con precisión, tienen especial atención al detalle. Además, agrega Gabriela, “son transparentes y están llenos de amor”.
Tec Review habló con dos empresas mexicanas que emplean a personas con diversas discapacidades, para conocer todos los detalles sobre su nueva fuente de talento.
Los trabajadores de Pavo Down aprenden viendo a sus otros compañeros. “Ven que es posible y se animaban entre ellos para hacerlo”, dice Gabriela Mendoza, fundadora de Pavo Down. (Foto: Cortesía)
Gabriela Mendoza comenzó a buscar un trabajo para su hijo, Ángel Nava, desde que él le dijo que su sueño era ganar su propio dinero y casarse. Pero, las empresas que lo aceptaban pedían como condición que ella se quedara para cuidarlo.
“Si no había una empresa para mi hijo, nosotros la íbamos a hacer”, explica. Así que se acercaron al Fondo para el Desarrollo Social (FONDESO), un fideicomiso del Gobierno de la Ciudad de México para crear, mejorar y fortalecer empresas mediante apoyos financieros y no financieros.
La familia Nava Mendoza tomó el Taller Emprende, un entrenamiento de seis meses donde aprendieron desarrollo humano, finanzas, administración, contabilidad, mercadotecnia y redes sociales.
Gabriela ya tenía experiencia, era administradora de una empresa, pero –en medio de los cursos– decidió salirse de trabajar y entrar de tiempo completo al sueño de su hijo.
La familia quería crear un proyecto donde Ángel fuera feliz. Él era excelente con los animales, una de sus actividades favoritas en vacaciones era recolectar los huevos de las gallinas en el rancho de sus abuelos. Entonces, decidieron crear una pequeña producción de pavo, carne que consideran más sana.
Pero el personal de FONDESO los impulsó a hacer un proyecto más grande, donde más jóvenes pudieran salir beneficiados. “Yo nunca había pensado en algo de ese tamaño, pero ellos tuvieron fe y aceptamos el reto”, cuenta.
Entonces, la familia invitó a dos amigos de Ángel, Rubén Figueroa y Víctor Lora (adultos con síndrome de Down), para comenzar con el entrenamiento. FONDESO los contactó con los dueños de dos granjas y los entrenaron.
“Rubén y Víctor aprendieron viendo a Ángel, porque él tenía más experiencia. Veían que era posible y se animaban entre ellos para hacerlo”, cuenta. Los jóvenes aprendieron desde el manejo de las aves hasta la transformación de la carne.
El sueño de Ángel por fin vio la luz después de un año de capacitación, Pavo Down recibió un financiamiento por 100,000 pesos de FONDESO y comenzó su producción en una de las granjas donde se entrenaron con 50 aves.
Los jóvenes con discapacidades trabajan en todas las áreas, desde el manejo de las aves hasta la transformación de la carne. (Foto: Cortesía)
“Un emprendimiento es como un bebé, los tienes en el vientre (piensas en la idea y le das vueltas), pasan nueve meses (te capacitas, lo aterrizas), nace, empieza a hablar (a dar sus primeras ganancias), es un adolescente (tiene muchos cambios y crece)”, describe la fundadora de Pavo Down.
Cuando Pavo Down se constituyó legalmente, exploraron todas las opciones. “No queríamos ser una fundación, porque eso nos obligaría a depender de alguien, tampoco asociación civil porque significaba necesitar donativos, queríamos generar ingresos”, dice.
Finalmente se constituyeron como una Sociedad Cooperativa y todos ganan la misma cantidad; “es la forma que más representa nuestros valores y la más justa, todos a partes iguales”.
Así que, a diferencia de otras empresas, en Pavo Down no entran nuevos trabajadores, sino que llegan nuevos socios.
En 2021 la empresa recibió la invitación al programa Shark Tank México, donde ganaron 600,000 pesos. Esta inversión actualmente es usada para crear 100 nuevas fuentes de trabajo y 20 unidades en diferentes puntos del país.
“Ángel Nava falleció a causa de Covid-19 en 2021, pero su sueño sigue creciendo e impactando a más personas que como él quisieron generar su propio dinero”, dice su mamá.
En México, también opera Cinia, la primera empresa social de América Latina que incluyó personas con discapacidad entre sus trabajadores. Tec Review fue a Puebla a conocerla.
Cinia fue fundada hace 17 años, en 2005, por Cinia González Diez y Antonino Fernández Rodríguez.
Actualmente el 80% de sus trabajadores tiene alguna discapacidad sensorial, intelectual o motriz. Y trabajan en cinco áreas: automoción, acondicionamiento, limpieza, textil y jardinería.
Uno de sus productos más famosos son los muñecos del Dr. Simi, pero también hacen otras cosas, como cintas absorbentes para corredores, piezas para automóviles como cableado interno y arneses de faros delanteros y traseros.
Esta empresa social exporta el 30% de su producción a los mercados estadounidense, noruego y español. Y cuentan con el Distintivo Empresa Incluyente “Gilberto Rincón Gallardo” otorgado por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social.
En la capacitación los trabajadores de Cinia aprenden los procesos de manera repetitiva, de modo que lo memorizan. (Foto: Susan Irais / Tec Review)
En el área textil de Cinia, se encuentra Inés, una joven con discapacidad intelectual cuyo trabajo consiste en rellenar las piezas que formarán a los muñecos del Dr. Simi y otros peluches.
“Me gusta estar aquí, me gusta el ruido y mis amigos”, describe. Los compañeros de Inés la tratan como a cualquier otro, “es muy veloz y risueña”, dicen.
El proceso para aplicar a una vacante dentro de esta empresa es el siguiente: la vacante aparece en la página de Cinia, en Facebook, Instagram y en los periódicos. Cuando los solicitantes son personas con discapacidades no se les pide experiencia previa.
“Si tenemos una vacante, primero revisamos qué tipo de discapacidades son las que pueden desempeñar esos puestos y, a partir de eso, capacitamos y dirigimos a nuestros trabajadores a las diferentes áreas”, explica Samantha Henríquez Ostos, gerente de Marketing y comunicaciones y quien dio el recorrido a Tec Review en la empresa.
Ese fue el caso de Gonzalo, quien lleva trabajando 12 años para la empresa. Él tiene discapacidad visual, “puedo ver algunas sombras y algunas luces, pero puedo trabajar como cualquiera”, dice, mientras dobla y desdobla telas a alta velocidad.
En su entrenamiento aprenden de memoria los procesos de su área, por ejemplo, Gonzalo fue capacitado en sincronía y le enseñaron los procesos textiles a partir del tacto.
“Cada persona es colocada en su puesto de acuerdo a sus destrezas y gustos”, dice Henríquez. Así sus trabajadores se dividen en diversas tareas; una de las más complejas es la automoción, donde se requiere de la más alta calidad.
Aquí se hace todo el cableado interno de los automóviles y arneses para faros delanteros y traseros. “Muchas veces se sorprenden que en esta área tengamos personal con discapacidades, pero no hay nadie mejor que ellos para los trabajos de detalle y precisión”, dice.
En la capacitación, los próximos empleados aprenden los procesos de manera repetitiva, de modo que lo memorizan.
Cinia brinda oportunidades de empleo a personas con discapacidades, pero todo lo demás es exactamente igual. Si faltas, hay una amonestación; tienes horario de entrada, salida y de comida; tienen un uniforme, normas y políticas que se deben cumplir, explica Samantha.
Uno de los productos más famosos de Cinia son los muñecos del Dr. Simi, pero también hacen otros peluches y productos como cintas absorbentes para corredores, piezas para automóviles como cableado interno y arneses de faros delanteros y traseros. (Foto: Susan Irais / Tec Review)
Cinia también da consultoría a otras empresas que quieren comenzar a ser más diversas e inclusivas.
Los primeros consejos que les brindan son: deben capacitarse en temas de inclusión y en el trato hacía personas con discapacidad. Luego hay que comenzar con implementar procesos nuevos en las entrevistas de trabajo para ver el talento y no otra condición.
Después, es indispensable que adapten todas sus áreas con infraestructura como rampas, baños y debe haber suficiente espacio en todos los pasillos para que pasen sillas de ruedas.
El Consejo Nacional Para Prevenir la Discriminación (Conapred) tiene una Guía para la incorporación laboral de personas con discapacidad y los consejos son los siguientes:
“Varias investigaciones revelan que muchos de los prejuicios en la sociedad se fundan en el desconocimiento acerca de aquello que las personas con discapacidad pueden realizar y también sobre cuáles son sus necesidades”, dice.
Para empezar a eliminar estos prejuicios, Conapred cuenta con los siguientes principios elementales: