Los espectáculos donde esta especie es protagonista son, cada vez, más cuestionados por la sociedad.
Los delfines tienen sistemas muy sofisticados para comunicarse con los miembros del grupo y para identificar a sus presas. (Foto: iStock)
En vida libre, los delfines obtienen su comida por sí mismos, nadan en aguas cálidas y tropicales y no conocen de fronteras: su hogar es el océano. Se estima que pueden recorrer hasta 100 kilómetros cuadrados, pero los delfines en cautiverio tienen un kilómetro de espacio. Esta es la principal razón por la que hay grupos opositores en el mundo que piden que no los encierren.
Pero hay especialistas que consideran que bajo cuidado humano, los cetáceos reciben protección, alimentos y atención médica para que tengan una buena calidad de vida.
Además, en su hábitat natural, se encuentran bajo diversas amenazas que les impiden vivir libres y sanos, la más grave es que cada día el mar está más contaminado por microplásticos.
En México, está prohibido comprar delfines del extranjero o capturarlos. Solo se puede tener a aquellos que han nacido en cautiverio. (Foto: iStock)
En el país hay poco más de 30 delfinarios —donde se realizan exhibiciones públicas— con unos 250 delfines bajo cuidado humano, de acuerdo con estimaciones de Manuel Rodríguez, ingeniero en acuicultura, quien participó en el proyecto de construcción Acuario de Veracruz y trabajó ahí por 15 años.
Dice que para tener delfines en México se debe cumplir con la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010, donde se especifica que el estanque debe ser 1.5 veces más grande que el tamaño del delfín para que pueda brincar y, si se tienen varios, su tamaño debe ser acorde con la cantidad de ejemplares.
“Hoy los delfines no se pueden capturar ni comprar en el extranjero. Quienes tienen es porque, en su momento, los capturaron y los reproducen en sus instalaciones”.
Un ejemplar podría valer unos 10 millones de pesos, por lo que las empresas de entretenimiento no se pueden dar el lujo de fallar en sus cuidados.
La compañía Dolphin Discovery es la que tiene más delfinarios en el país. Se encuentran ubicados en la Ciudad de México, Quintana Roo, Jalisco y Baja California.
Mira: Los mamíferos del mar y sus crías
El especialista en el diseño de instalaciones para organismos acuáticos considera que para garantizar que tengan una buena calidad de vida se debe construir un estanque donde tengan movilidad, sistemas de filtración, enfriamiento y flujo del agua.
Un delfín que pesa unos 200 kilogramos y mide dos metros consume aproximadamente 10 kilos diarios de alimento.
En el delfinario del Acuario de Veracruz, por ejemplo, todo su alimento era importado de Canadá, su dieta era a base de calamar y arenque.
“Como allá hay cuotas de captura, no todo el año hay disponibilidad para comprar ese alimento, así que se compra suficiente para que dure hasta seis meses”.
Las cámaras de congelación deben estar al 100% porque si se averían y se echa a perder su comida no tendrían qué darles de comer.
Como parte de las exigencias de tener mamíferos marinos, la norma exige que las cocinas tengan clima, sean de acero inoxidable, que los utensilios sean exclusivos para su alimento y de cierto color.
Además, aunque no se realicen espectáculos con ellos, se debe de interactuar con los animales porque ya están acostumbrados.
Tienen médicos veterinarios zootecnistas las 24 horas del día que monitorean su química sanguínea, realizan estudios gástricos, entre otros.
Por cumplir los protocolos de cuidado de mamíferos marinos, el Acuario de Veracruz es el único de América Latina que obtuvo la certificación de la Asociación de Zoológicos y Acuarios de América.
Manuel Rodríguez explica que, en años recientes, ya no se usa la palabra cautiverio sino bajo cuidado humano, porque la idea es proveer al animal de la mejor calidad de vida posible.
Al capturarlos en vida silvestre sí conlleva un cierto estrés para los organismos, porque están acostumbrados a ciertas condiciones de vida, pero hoy en día hay muchos delfines que han nacido bajo cuidado humano que no conocen su hábitat natural.
Hay sitios donde realizan espectáculos circenses con ellos y no se aprende mucho, pero en otros sitios, como los acuarios, se les exhibe con otras dinámicas que permiten reflexionar y apreciar la vida marina.
“Muchos visitantes no conocen el mar, cuando entran al acuario y conocen a tiburones, manatíes, pingüinos y delfines les causa un gran impacto. Si se les muestra con respeto a este tipo de organismos es muy probable que ellos creen una conciencia a favor de su protección”.
Un aspecto preocupante es que las condiciones del mar se han ido deteriorando con el aumento de la temperatura promedio, la presencia de redes de pesca en donde pueden quedar atrapados y la presencia de microplásticos.
Su hábitat natural se ha ido haciendo tan adverso que la calidad de un delfinario pareciera ser mejor que la del medio natural.