La comida dentro de un animal fue un momento crucial; gracias a ella se logró la construcción del primer parque de dinosaurios de talla real.
Cena en el modelo Iguanodon, en el Crystal Palace, Sydenham. Organizado el 31 de diciembre de 1853 por el fabricante de modelos de Crystal Palace, Benjamin Waterhouse Hawkins (Grabado del Illustrated London News con fecha del 7 de enero de 1854)
Era la cena del fin del año 1853 en el museo The Crystal Place, en Londres. Y 11 personas decidieron cenar dentro de un iguanodon, extinto hace 66 millones de años. Sí, se sirvieron los platos dentro de la primera reconstrucción real de un dinosaurio, cuando apenas se les había dado ese nombre.
¿La idea? Convencer a la academia, a la prensa y al mundo entero de la importancia de seguir estudiando a estos animales.
Esta cena tuvo en su menú faisanes y hay versiones que aseguran que los asistentes cantaron Jolly Old Beast, una canción escrita especialmente para el evento y que dice: “La vieja y alegre bestia no ha muerto, ¡hay vida en él otra vez!”
Con o sin canción, la cena del 31 de diciembre de 1853 ha pasado a la historia no solo por la inusual sede, sino también por posicionar el estudio y divulgación de la paleontología como algo atractivo.
La criatura de aquel evento aún existe y se encuentra en el mismo The Crystal Place o Palacio de Cristal (en español) en Hyde Park, el parque real más grande del centro de Londres.
Tec Review habló con Ellinor Michel, presidenta de Friends of Crystal Palace Dinosaurs o Amigos de los Dinosaurios del Palacio de Cristal (en español), la organización que promueve y conserva a este y otros dinosaurios. Y con Sarah Slaughter, miembro de este mismo grupo.
El dinosaurio donde cenaron estas 11 personas no era un fósil, pero sí la primera reconstrucción de la vida animal extinta.
Ahora todos tenemos (más o menos) la misma imagen mental de estos animales, por ejemplo, el clásico tiranosaurio rex, un diplodocus —cuello largo— o un triceratops.
Pero en 1850 nadie sabía cómo lucía un dinosaurio, de hecho, apenas se había inventado la palabra.
Richard Owen, el principal paleontólogo de la época (el mismo que inventó el término “dinosaurio”) y el anatomista, Benjamin Waterhouse Hawkins crearon –desde cero– algo nunca antes visto: animales prehistóricos de talla real.
A la fecha no está claro si la idea de la construcción fue de Owen y Hawkins o del propio The Crystal Palace. Pero los dos mejores científicos de esos tiempos unieron sus conocimientos para darle vida al primer parque jurásico de la historia.
Hawkins modeló a las criaturas según los puntos de vista de Owen. Examinó los fósiles del momento y construyó 30 dinosaurios.
Estos especímenes aún existen, pesan 30 toneladas, son huecos por dentro y tienen una puerta en el vientre. Son tan enormes que –oficialmente– están clasificados como edificios.
La receta de Benjamin Waterhouse Hawkins para crearlos fue:
Así se veía el taller de Benjamin Waterhouse Hawkins donde fueron creados los primeros dinosaurios de talla real. Se localizaba en Central Park en 1869. (Foto: Mark Witton)
Hoy es difícil decir exactamente qué animales representan los dinosaurios de The Crystal Palace. Pero Benjamin se basó en la apariencia y composición de los animales vivos que conocía para crear a los nunca antes vistos.
Vistió a las criaturas de detalles muy precisos, pliegues, formas, texturas y escamas que encajan a la perfección, tal como lo harían en un animal vivo. Los modelos no tienen fallas, según el conocimiento de esa época.
Pero 20 años después de la construcción de estas estatuas, nuevos hallazgos de esqueletos fósiles mostraron varios errores en los especímenes.
“El hecho de que los dinosaurios sean anatómicamente incorrectos los hace aún más encantadores y destaca la velocidad a la que avanza el desarrollo científico”, dice Sarah Slaughter, miembro de Friends of Crystal Palace Dinosaurs (FCPD).
El error más famoso es la nariz del iguanodon, el hueso que se colocó a manera de cuerno, en realidad era su garra pulgar.
“Hawkins era muy consciente de las limitaciones del conocimiento científico sobre estas criaturas, aún estaban en debate muchos aspectos sobre estos animales”, detalla Ellinor Michel, taxónoma y bióloga evolutiva del Museo de Historia Natural y presidenta de FCPD.
“Benjamin fue un restaurador de la apariencia de vida animal extinta, todos los detalles anatómicos y técnicos de los dinosaurios que creó son muy superiores a casi todos los modernos”, según Darren Naish, paleontólogo especialista en estos animales durante una conferencia virtual en The Crystal Palace.
Y justo para celebrar la creación de los primeros dinosaurios, Hawkins organizó esa cena el 31 de diciembre de 1853 y escogió una de las criaturas más grandes para dar el banquete.
Irónicamente, el iguanodon fue un herbívoro de entre ocho y 12 metros que vivió en Europa durante el Cretácico inferior, un período geológico que comenzó hace 145 millones de años y terminó hace 66 millones de años.
Entre los comensales estuvieron Benjamin Waterhouse Hawkins, Richard Owen, Edward Forbes, John Gould y Joseph Prestwich, altos miembros de la compañía del Crystal Palace, propietarios del Crystal Palace y algunos editores de los periódicos más importantes de Londres.
Ellinor ha visto varias veces el interior de esta estatua y considera que el espacio no es suficiente para 11 personas.
“Creemos que parte de los asistentes comió más bien alrededor y no dentro de él. De hecho, se piensa que la mesa sobresalía del costado de la escultura, por lo que solo la parte superior de la mesa estaba realmente dentro”, explica.
Esta cena fue un momento crucial para la paleontología, los creadores del sitio (probablemente Benjamin Waterhouse Hawkins) se aseguraron de que los patrocinadores se sintieran entusiasmados con el proyecto con una buena fiesta y que la prensa hiciera un gran escándalo al respecto.
“Esto no fue un accidente, incluso se cree que el famoso grabado se realizó antes del evento y fue estratégico porque el sitio estaba parcialmente terminado y necesitaban más financiamiento para completar los planes”, detalla la bióloga evolutiva.
Desafortunadamente, después de 1855, los patrocinadores decidieron no continuar construyendo y quedaron pendientes 14 esculturas más.
Pero el lanzamiento fue un hito de la divulgación científica, “creó conciencia de los dinosaurios y los mundos geológicos perdidos en el tiempo, insertó la idea de la extinción en la imaginación del público”, dice la presidenta de FCPD.
La paleontología dejó de ser vista como una actividad académica y se convirtió en una fuente de asombro y entretenimiento.
Los dinosaurios de Hawkins siguen en pie y atraen a miles de visitantes cada año; los Friends of Crystal Palace Dinosaurs trabajan con los propietarios (London Borough of Bromley), organizaciones benéficas y organizaciones nacionales, como Historic England para garantizar que las figuras reciban el cuidado y la atención que necesitan.
“Nuestro objetivo es asegurarnos que los dinosaurios sobrevivan intactos a nuestra generación, para que puedan ser disfrutados por las generaciones futuras”, dice Ellinor.
Los dinosaurios de Crystal Palace son Monumentos Patrimoniales de Inglaterra. (Crédito: Crystal Palace Park)