México tiene de cinco a 10 años para incorporar la automatización o perderá competitividad, dice Abraham Tijerina Priego, del Tec de Monterrey.
Los robots sustituirán trabajos manuales en las empresas como el montaje, manipulación de materiales y embalaje. (Foto: Wang He/Getty Images)
La tendencia mundial en la Industria 4.0 marca que, para ser competitivas, las organizaciones deben innovar en sus servicios, productos y procesos e incorporar la automatización a su cadena de suministro.
Corea del Sur tiene 10 robots por cada 1,000 trabajadores y Japón cinco por cada 1,000. Estos son los países que llevan la delantera en el mundo, seguidos por los países europeos. México se ha quedado rezagado, pero todavía puede posicionarse en la región.
El tiempo apremia, pues la ventana de oportunidad para subirse a la nueva tendencia tiene un margen de cinco a 10 años, de acuerdo con Abraham Tijerina Priego, líder de Desarrolladores de Negocio de la Oficina de Investigación y Posgrado de la Escuela de Ingeniería y Ciencias del Tec de Monterrey, la universidad que busca ser aliada de por vida de las empresas para que se incorporen a la nueva ola.
Te contamos por qué nos debe importar la Industria 4.0:
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En la pospandemia, las empresas deben replantear la hoja de ruta que les define y preguntarse el qué, dónde y por qué de sus modelos operativos para posicionarse en el futuro, donde convergen el mundo físico con el digital.
Pero esto implica cambios profundos en las organizaciones que requieren la mirada experta e imparcial de la academia, ¿por qué? Las universidades son laboratorios donde se puede experimentar y fallar cuantas veces sea necesario, donde se forma a los líderes de las organizaciones y se crea el conocimiento que se puede traducir en bienes comercializables.
El Foro Económico Mundial define algunos rasgos de la Industria 4.0 que transformarán a las economías, empleos y a la sociedad misma:
Estos cambios implican retos enormes, por ejemplo, la automatización tendrá un efecto ambiguo, porque implica el recorte de personal y reducción de salarios, pero también un aumento de la productividad de las empresas, que a su vez tienen mayor capacidad de expansión y de crear nuevos puestos de trabajo.
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Abraham Tijerina Priego, quien tiene más de 30 años de trabajar en la industria, fue coordinador de la iniciativa ciudadana Nuevo León 4.0 por tres años y medio, y es líder actualmente de la Subcomisión de Innovación, Tecnología y Transformación Digital del Consejo Nuevo León para la Planeación Estratégica.
Se incorporó al Tec de Monterrey en diciembre del 2021 para estrechar lazos entre la universidad y la industria.
“Proponemos el Programa de Vinculación Corporativa donde las grandes empresas que ya están ligadas al Tec de Monterrey hagan una mayor mancuerna para hacer investigación y desarrollo conjunta en la creación de nuevos productos, procesos y servicios”, dice.
En esta iniciativa, el Tec es el que toca a la puerta de las empresas para definir juntos las áreas de oportunidad que existen y trazar una hoja de ruta de colaboración de corto, mediano y largo plazo.
“Se ha optado por un modelo más proactivo que entiende primero a la organización, antes de ir a venderle una solución”, explica.
La idea del Tec es acompañar de por vida a la empresa, en una relación permanente y continua.
“En México vamos atrasados en temas de Transformación Digital e Industria 4.0, por lo que hay que subirnos pronto, no estar implica perder competitividad. Tenemos una ventana de oportunidad de cinco a 10 años para hacer la transformación en los sectores productivos clave y mantener esa competitividad en la región”.
Nuevo León y los estados del norte del país tienen una vocación por la industria, de forma natural, les interesa lo relacionado con la manufactura de alto valor agregado, porque tienen de vecino a Estados Unidos, el mercado consumidor más grande del mundo.
En Nuevo León ya comenzó la vinculación academia-industria —independientemente de los escasos apoyos y la limitada de política pública para consolidar la relación— y desde hace unos años está embebido en el capitalismo social:
“Las empresas están comprometidas con su entorno, con tener personal innovador educado y especializado, saludable, que tenga una vivienda digna, se puedan transportar cómodamente al trabajo y tengan tiempo para el esparcimiento”, dice el experto.
El Tec tiene presencia en casi todo México, por lo que su impacto y contribución en la transformación y tecnificación de las empresas aliadas puede ser significativo, es cuestión de identificar la vocación y fortalezas de cada región: en unos sitios podrá ser la pesca, en otros la ganadería, en otros la aeronáutica.
Este ejercicio de involucrarse en la solución de problemas reales, hace a un profesor o un investigador valioso no solo porque contribuye a la competitividad de las empresas, sino que además comparte conocimiento práctico y actual a sus alumnos y no solo teórico.
Ahora se habla de una sociedad 5.0 o superinteligente en la que la tecnología no solo generará riqueza y recursos, sino que estará al servicio de la sociedad para que todos los ciudadanos tengan un mayor bienestar, ¿estamos listos?