La R3D envió una carta a la Federación Mexicana de Futbol y la Liga MX para que no implementen tecnologías biométricas ni recaben datos de los aficionados.
Podría existir un mal uso de las bases de datos que se recaben para el funcionamiento de las tecnologías de reconocimiento facial. (Foto: Shutterstock)
Los aficionados que asistan a los partidos de futbol podrían ver vulnerados sus derechos humanos si se implementan una serie de medidas anunciadas por la Federación Mexicana de Futbol y la Liga MX como solución a la violencia que se suscitó entre las barras del Atlas y Querétaro en el estadio Corregidora el pasado 5 de marzo.
La Red en Defensa de los Derechos Digitales (R3D) envió una carta a ambas organizaciones para que no implementen el FAN ID, la creación y compartición de bases de datos con la Plataforma México, así como la instalación de sistemas de videovigilancia con reconocimiento facial, pues son “medidas arbitrarias” que ponen en riesgo la privacidad y seguridad de los aficionados.
Aficionados de Querétaro y Atlas incurrieron en actos violentos cuando se disputaba el partido entre ambos equipos de futbol en el estadio Corregidora en Querétaro. El saldo fueron 26 personas hospitalizadas y 27 detenidos por las autoridades judiciales, acusados por los delitos de tentativa de homicidio, violencia en espectáculos públicos y apología del delito. (Foto: STR/AFP)
El problema con el FAN ID es que el aficionado que quiera acceder a un estadio de futbol para disfrutar un partido tendrá que registrarse y proporcionar sus datos personales como nombre, estado civil y ocupación, mismos que serían transferidos a entes gubernamentales y autoridades estatales y municipales de justicia a través de la Plataforma México.
La R3D recuerda que las autoridades de seguridad pública frecuentemente están coludidas con la delincuencia organizada o se ven involucradas en actos de corrupción, por lo que no hay certeza de que hagan un uso correcto de esa información.
Hay una tendencia creciente a usar las tecnologías biométricas o de reconocimiento facial —que consisten en capturar el rostro completo o fragmentos, así como las huellas dactilares— para identificar a un individuo.
“El problema es que estas tecnologías son muy delicadas, ¿se las vamos a confiar a fiscalías corruptas y asociaciones cuya forma de proceder no es transparente?”, cuestiona la abogada de la R3D, Grecia Macías.
Los datos de los aficionados corren el riesgo de caer en manos de grupos delictivos que pueden utilizarlos para vigilar a una persona, identificar su rutina, extorsionar, acceder a su cuenta bancaria en línea, atentar contra su integridad física o secuestrarla.
La adopción acrítica de la tecnología biométrica y las bases de datos para aplicaciones bancarias y comercios obedece a un “tecnosolucionismo”, de acuerdo con la abogada, o creencia de que la tecnología por sí sola es segura y certera.
“Pero hay un desconocimiento de cómo funcionan este tipo de herramientas y que pueden ser vulneradas por el crimen organizado”.
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Tanto los sistemas de videovigilancia como las tecnologías biométricas son las que más preocupan en la R3D porque para su uso recopilan datos faciales de los usuarios.
Cuando el algoritmo se usa para identificar a una persona que aparece en la cámara de vigilancia puede cometer sesgos raciales, de género, falsos positivos y falsos negativos.
Los falsos positivos ocurren cuando el algoritmo identifica a una persona como responsable, en este caso, de un ilícito o acto vandálico, sin ser realmente la responsable.
También son graves los falsos negativos porque el algoritmo ubica a la persona responsable pero no la identifica como tal.
La configuración de los algoritmos no son confiables porque no incluyen bases de datos diversos ni han sido suficientemente entrenados.
Su uso es controversial en todo el mundo, porque tienen sesgo racial y de disidencia de género. Es con estas minorías con las que se comenten más equivocaciones y hay una alta probabilidad de incurrir en discriminación.
Grecia Macías indica que influyen factores como el clima, cómo se instalan las cámaras, a qué altura y en qué ángulo capturan un rostro.
Es un error considerar a toda la afición como “sospechosa de delincuencia y sujeta a medidas de control y vigilancia propias de un régimen autoritario”, expresa la R3D en la carta.
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El deporte tiene la función social de prevenir la violencia, pero estas medidas están dirigidas a la criminalización del aficionado y podrían resultar contraproducentes.
La organización mexicana dedicada a la defensa de los derechos humanos en el entorno digital sugiere que tanto los clubes como la FMF y la Liga MX garanticen que los estadios tengan el número suficiente de elementos de seguridad.
Otra propuesta es que las autoridades investiguen la posible colusión entre la seguridad privada de los estadios y los perpetradores de la violencia.
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