La reconocida astrónoma habla en entrevista exclusiva para Tec Review sobre los retos que enfrentan las minorías en la ciencia.
Primero ayudó a construir el Observatorio de Radioastronomía Mullard y dos años después fue la responsable de analizar los datos para detectar cuásares. Nadie imaginó que en 1967 descubriría algo más: las estrellas de neutrones. (Foto: Jocelyn Bell).
Jocelyn Bell cambió el rumbo de la historia. Es reconocida en el mundo científico y de la astronomía, debido a que fue ella quien descubrió y –les dio nombre– a los pulsares, las estrellas que emiten una radiación tan alta que parecen un faro en el universo. Ese descubrimiento, incluso, ganó el premio Nobel de Física en 1974…aunque ella nunca lo tuvo en sus manos. Su profesor, Antony Hewish, se llevó la medalla que otorga la academia Sueca.
La científica nacida en 1943 en Belfast, una ciudad ubicada en Irlanda del Norte. En entrevista exclusiva para Tec Review y cuenta que eso ocurrió porque, en la década de los años 70, no se acostumbraba premiar a los alumnos con un Nobel (ella estudiaba el doctorado en la Universidad de Cambridge y el premio se lo llevó su asesor de tesis).
Pero, a largo plazo, la controversia por no recibir esa distinción le favoreció, pues ha sido reconocida en todo el mundo. En 2018, ganó el Premio Breakthrough que consiste en tres millones de dólares. Y decidió donar el dinero para impulsar la diversidad, a través de becas para estudiantes de doctorado en física.
En 2021, recibió la Medalla de Copley de la Sociedad Real de Londres, solamente la segunda mujer en recibirla.
Ahora, la científica da clases en la Universidad de Oxford y usa su voz y recursos para cerrar las brechas en la investigación pues, dice, “la diversidad es muy importante para hacer buena ciencia”.
Agrega que, aunque cada vez hay más mujeres en la ciencia, éstas siguen siendo una minoría en la física, al igual que las personas negras, los refugiados o las personas con discapacidad.
Jocelyn Bell analizó los datos del Observatorio de Radioastronomía Mullard con tanto cuidado que detectó señales anormales provenientes de una estrella de neutrones. (Foto: Cortesía de Jocelyn Bell)
¿Cómo se dio cuenta que quería ser astrónoma?
Tan pronto como comencé a estudiar ciencia en la escuela –por ahí de los 12 años de edad– descubrí que era buena en física y que me gustaba; química estaba bien, biología era aburrida. Así que comencé a pensar que podría hacer una carrera en física.
Mi padre leía muchos muchos libros y con uno sobre astronomía que leí dije “esto me gusta y es astrofísica”. Decidí que sería astrónoma o astrofísica cuando creciera.
¿Enfrentó obstáculos en su carrera científica por ser mujer?
Sí, muchos. En parte porque había pocas mujeres en física y en parte porque las mujeres no estudiaban carreras, se quedaban en casa, eran esposas y madres. Por esas dos razones tuve problemas.
¿Qué tipo de dificultades?
Siempre gané menos dinero que un hombre. Cuando mis hijos eran pequeños, a menudo se enfermaban y si se enfermaban tenía que pedir tiempo en el trabajo para cuidarlos. Por muchos años trabajé medio tiempo en las mañanas, hasta la hora del lunch, para estar con los niños por la tarde. Otro obstáculo fue que mi esposo debía mudarse con frecuencia debido a su trabajo; yo tenía que ir con él y buscar otro trabajo en otra parte del país.
Gracias al descubrimiento de los pulsares, las personas estaban dispuestas a encontrarme un trabajo cuando me cambiaba a otro sitio, pero tenía que ser flexible.
¿Cómo contribuyó el descubrimiento de los pulsares a su carrera?
Fue un evento muy importante, yo todavía era una estudiante de doctorado. Mi tema para doctorarme era sobre los cuásares, pero los pulsares estuvieron en el apéndice de la tesis y, pienso, que esa parte es mucho más leída que el resto.
Ha sido muy afortunado para mí, porque por muchos años estuve casada y tuve hijos pequeños. Es muy difícil trabajar así, pero gracias a los pulsares la gente estaba dispuesta a darme un trabajo de medio tiempo. Fue grandioso.
¿Qué puede decir acerca del trabajo científico?
Para hacer buena ciencia debes ser riguroso, debes ser imparcial. Para saber si algo es verdad o no, debes probarlo, debes tener la mente abierta, debes ser muy cuidadoso con tu trabajo.
¿Ha mejorado la situación para los estudiantes y en particular para las mujeres?
En el presente hay muchas más mujeres en la ciencia pero, ciertamente, en física las mujeres siguen siendo un grupo pequeño, una minoría. Está creciendo, pero todavía no en la misma proporción.
¿Cuáles son los esfuerzos que usted hace para cerrar la brecha de género en la ciencia?
Son esfuerzos muy nuevos. Éste es el segundo año. Cuando gané el Premio Breakthrough, de tres millones de dólares, di ese dinero al Instituto de Física en Gran Bretaña para apoyar estudiantes encaminados a la investigación. Las personas que pueden acceder a esta beca son mujeres, personas de color, refugiados, personas con discapacidades, en otras palabras, no hombres blancos.
¿Por qué es importante la diversidad en la ciencia?
En ciencia, para que ésta sea buena, es importante que diferentes tipos de personas la hagan. Si solo tienes a hombres blancos haciendo ciencia puede que piensen lo mismo, pero con mujeres y personas de diferentes experiencias pueden pensar de diferentes maneras y pensar ampliamente en el objeto de estudio. La palabra que usamos en inglés es diversidad en la que hay muchos tipos diferentes de personas.
La diversidad es muy importante para hacer buena ciencia.
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