El telescopio que mirará al pasado del universo, ya fue colocado en el cohete Ariane 5 y la NASA ha dado luz verde para su lanzamiento el 25 de diciembre.
Para adaptarlo al cohete Ariane 5 el telescopio James Web fue doblado como un origami pero cuando llegue a su lugar en el espacio se desplegarán el espejo primario y el parasol del tamaño de una cancha de tenis que atenuará el calor del Sol. Su desdoblamiento debe ser perfecto. No hay lugar al error. (Foto: NASA/Chris Gunn)
El telescopio James Webb ha costado 11,000 millones de dólares y es el resultado de 30 años de trabajo, desde su concepción hasta los ajustes previos a su lanzamiento.
Hay muchas expectativas respecto a su funcionamiento, porque es una de las iniciativas de ingeniería más ambiciosas de la historia para estudiar al universo.
Dada su importancia, cada detalle ha sido cuidado minuciosamente, por ello se ha retrasado su lanzamiento. Si hay un error humano en el proceso, en el espacio será imposible de corregir.
Pero la NASA por fin dio luz verde para su lanzamiento: el 25 de diciembre.
El telescopio espacial James Webb de la NASA fue transportado del Parque Espacial de Northrop Grumman en Redondo Beach, California, a Guayana Francesa en Sudamérica donde se realizará el lanzamiento. (Foto: NASA/Chris Gunn)
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El James Webb es 100 veces más poderoso que el Telescopio Espacial Hubble, tendrá la capacidad de mirar a detalle la atmósfera de un planeta lejano, de adentrarse en el corazón de las regiones donde se forman las estrellas con una sensibilidad sin precedentes y, sobre todo, mirará la formación de galaxias y estrellas en el origen del universo.
Su capacidad de capturar detalles no vistos revolucionará la astronomía. Se eligió el complejo de lanzamiento ELA-3 de Arianespace en Guayana Francesa, Sudamérica, porque, al ubicarse cerca del ecuador, el cohete Ariane 5 recibirá un impulso adicional de la Tierra, de tal forma que se utilice menos combustible para propulsarlo y salir de la atmósfera.
En días pasados se logró encapsular en el cohete Ariane 5, una maniobra que requirió un trabajo minucioso por parte de los técnicos, pues era de una de las operaciones más delicadas del programa.
En estos días se han hecho ensayos de lanzamiento y –al parecer– todo va bien.
En Kourou, Guayana Francesa, los técnicos de control de contaminación se aseguraron de desinfectar al telescopio de cualquier tipo de contaminación. También se han hecho trabajos de preparación para colocarlo encima del cohete Ariane 5. (Foto: NASA/Chris Gunn)
Una vez que se haya lanzado, tardará 30 días en llegar al segundo punto de Lagrange, un sitio en el espacio ubicado a 1.5 millones de kilómetros de distancia del Sol.
A diferencia del Hubble orbitará alrededor del Sol, no de la Tierra.
Trabajará las 24 horas, los 7 días de la semana, porque se encontrará en un lugar libre de cualquier obstáculo que pudiera impedir la captura de imágenes.
Cuando se despliegue tendrá dos lados: uno donde estarán los instrumentos científicos para hacer las observaciones que funcionará a 225 grados bajo cero y otro, el lado caliente, a 85 grados de temperatura, donde estará la antena de comunicaciones, el panel solar con el que se abastecerá de energía y otros objetos para su funcionamiento.
La temperatura baja es muy importante pues de esta forma el espejo primario de 6.5 metros al infrarrojo capturará imágenes.
Para garantizar que se mantendrá a tan baja temperatura se añadió un refrigerador criogénico para los detectores. Una vez en su sitio, se desplegará un parasol de cinco capas del tamaño de una cancha de tenis que atenuará el calor del Sol más de un millón de veces.
Fue doblado como origami para caber en el cohete Ariane 5, pero una vez que se encuentre en su lugar el espejo primario desplegará sus 18 segmentos de berilio ultra ligeros separados. La secuencia debe ser perfecta, no hay cabida a un solo error o el proyecto se echa a perder.
El ingeniero óptico Larkin Carey examina dos segmentos del espejo primario del telescopio James Webb (de 18 en total) que capturará imágenes del universo en el espectro infrarrojo. Para que opere adecuadamente se necesitan temperaturas de 225 grados bajo cero. (Foto: NASA/Chris Gunn)
El nombre de este proyecto, resultado de la asociación entre la NASA, la Agencia Espacial Europea y la Agencia Espacial Canadiense en el que están involucrados 17 países, es polémico pues James Webb fue un e administrador de la NASA al que se relaciona con la persecución de personas gays y lesbianas en la década de 1950 y 1960.
Se dice que en su puesto directivo un empleado de la agencia fue despedido en 1963 bajo sospecha de ser gay (en una época en la que era normal este tipo de acoso laboral).
Más de 1,200 personas, incluidos científicos usuarios del observatorio, firmaron una petición para que la NASA cambiará el nombre del telescopio, pero la Agencia dijo no haber encontrado evidencia que respaldara las acusaciones.
Algunos astrónomos que no están de acuerdo con la decisión de la NASA consideran escribir sobre los señalamientos de Webb contra la comunidad LGBT+ en los reconocimientos de los artículos científicos que publiquen como protesta. (Con información de Nature y la NASA)