Más huracanes, sequías, taludes y desbordamientos, como el del río Tula, son solo algunos de los efectos que sufre el país.
Expertos nos explican cómo las desigualdades económicas hacen que los eventos naturales sean más devastadores. (Arte: Tec Review)
El mundo ya siente los efectos del cambio climático y México no es la excepción. De acuerdo con el Atlas de mortalidad y pérdidas económicas de los organismos meteorológicos, climáticos y extremos hídricos, elaborado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en los últimos 50 años se han quintuplicado los desastres naturales.
En este periodo se reportaron más de 11,00 eventos catastróficos y más de dos millones de muertes, 91% de las cuales ocurrieron en países en desarrollo.
Te puede interesar: Cuidado del medio ambiente, ¿por qué es importante?
Yusif Salib Nava Assad, subdirector de Variabilidad Climática del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), señala que México es uno de los países más vulnerables al cambio climático, pues interactúan muchos fenómenos naturales.
“En la parte norte del país, los principales eventos que impactan son los frentes fríos, en algunos lugares −incluso− cae nieve y se tienen sequías muy severas en temporada de calor. Al sur son las ondas tropicales, como huracanes y una de las principales afectaciones son las inundaciones por la cantidad de lluvia que reciben”, explica en entrevista para Tec Review.
Un dato preocupante es que ahora hay regiones donde ya empiezan a interactuar ambos fenómenos.
“El principal receptor de gases de efecto invernadero es el océano, el cual no tiene cambios tan drásticos, pero va absorbiendo la energía gradualmente, comparado con la tierra que absorbe muy rápido pero también libera muy rápido”, dice el experto.
La forma en que el océano libera esa energía es con los huracanes que la trasladan de la parte tropical hacia latitudes medias y polar con los frentes fríos.
Esta temporada de huracanes, coincide con que el país se encuentra en un año neutro, tendiendo hacia un periodo de Niña, lo que tiene efecto en la precipitación. Se observa que ha sido muy activa tanto en el Atlántico como en el Pacífico.
“A pesar de que la mayoría de los huracanes no están entrando al continente, mucha de esta interacción de ondas tropicales en ambos océanos favorece la entrada de humedad al continente que se queda en la atmósfera, dando lugar a la precipitación, propiciando lluvias y eventos extremos”.
El especialista agrega que antes la precipitación se distribuía a lo largo de un mes o dos meses, entonces la lluvia caía gradualmente.
“Ahora esa misma cantidad de lluvia cae en periodos más cortos. Implica que la tierra no puede absorber toda esa cantidad de agua que antes se infiltraba muy fácilmente porque era muy gradual. Al no poder absorber el suelo toda esa agua tiende a escurrir y por eso las inundaciones”.
Te puede interesar: La conciencia ambiental y los cambios que debemos hacer
El término de desastre natural es muy relativo porque estos se construyen socialmente, indica Sergio Raúl Rodríguez Elizarrarás, investigador del Instituto de Geología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
“Si vemos dónde ocurren las pérdidas y catástrofes es en sitios donde no se debió permitir la construcción de colonias”.
El desbordamiento del río Tula, en el estado de Hidalgo, ha sido una catástrofe que no se veía en más de 50 años, pero pasa que hace 50 años no había tanta gente habitando ese lugar.
Río #Tula hoy a las 6 P.M. pic.twitter.com/lDrqqgF4We
— armega03 (@armega03) September 21, 2021
“Los ríos tienen sus márgenes de actuación, pero cuando se va permitiendo el asentamiento de colonias, se va cerrando ese cerco y se presta a que el desbordamiento de un río o deslizamiento de una ladera terminen afectando”.
El cambio climático desde la geología se estudia en manifestaciones como inestabilidad de taludes, el deslizamiento de laderas y generación de flujos de lodo.
Al saturarse de agua, el suelo pierde en gran medida su cohesión y su estabilidad y se generan las diferentes manifestaciones que se conocen como procesos de remoción en masa.
“Recientemente tenemos el caso catastrófico del desprendimiento de rocas del cerro de El Chiquihuite en Tlalnepantla, Estado de México”, comenta Rodríguez Elizarrarás.
El aumento de la población y la creciente demanda de vivienda son factores importantísimos para que se dé el riesgo junto con la planeación urbana, aspecto fundamental de la gestión integral del riesgo.
“Esto empieza desde la prevención en el caso de las zonas que no deben ser habitadas. No ha sido una práctica muy sistemática en las ciudades, que suelen crecer anárquicamente debido a que intervienen factores como la corrupción y clientelismo”, Rodríguez Elizarrarás.
Ante el incremento en la manifestación de fenómenos de variabilidad climática con el factor cambio climático, ambos especialistas apuntan a que gobierno y sociedad tomen en serio las medidas de adaptación al cambio climático que permitan reducir la vulnerabilidad de las personas.
Para ello, no solo es importante estudiar las zonas con mayores incidencias por catástrofes sino consultar los atlas de riesgo existentes donde se pueden observar los fenómenos y su impacto en regiones, incluso a nivel muy local y actualizarlos.
Ante un evento natural que se puede convertir en potencial desastre, por lo menos, se debe tener la capacidad de actuación para reubicar temporalmente a ciertas comunidades y evitar pérdidas humanas, de acuerdo con Nava Assad y Rodríguez Elizarrarás.
Las catástrofes más significativas han sido las sequías, pues durante el periodo estudiado causaron 650,00 muertes; las tormentas provocaron casi 600,000; las inundaciones 59,000 y los eventos de temperaturas extremas casi 56,000.
Un rasgo que destaca este informe es que gracias a los sistemas de alerta temprana las muertes se redujeron. En 1970 eran 50,000 y en 2010 fueron menos de 20,000 defunciones.
En cambio, los desastres que han ocurrido han representado enormes pérdidas económicas ya que se ha pasado de 49 millones de dólares de pérdidas por día en 1970 a 383 millones por día en promedio desde 2010 por día.