La ofrenda 126, enterrada tiene el récord arqueológico de biodiversidad.
Una vista general del sitio arqueológico Templo Mayor que reabre después de casi un año de cierres debido a la pandemia de la enfermedad del coronavirus (COVID-19), en la Ciudad de México, México, el 28 de abril de 2021. (Foto: REUTERS / Carlos Jasso)
De acuerdo con las cifras retomadas por el gobierno de México, Tenochtitlán se fundó hace 700 años. Aunque la fecha ahora es debatida por los historiadores, este año se planean diferentes actividades para festejar el legado mexica. Te contamos más sobre la mayor ofrenda funeraria encontrada en el Templo Mayor.
La Ofrenda 126 del Templo Mayor, está ubicada dos metros abajo del monolito de la diosa terrestre Tlaltecuhtli (1486-1502 d.C.) y alberga gran cantidad de objetos y ejemplares de plantas, aves, mamíferos y organismos acuáticos, entre ellos los pepinos de mar, que recién fueron identificados en el extremo occidental de la zona arqueológica del Templo Mayor, exactamente del predio del Mayorazgo de Nava Chávez, ubicado en la intersección de las calles de Argentina y Guatemala.
En total, se han identificado al menos 1,688 individuos pertenecientes a nada menos que 167 especies distintas, el 90.4 % de las cuales son de origen marino.
Estas cifras representan un “récord arqueológico de biodiversidad”, escribió el arqueólogo mexicano Leonardo López Luján.
La ex presidenta brasileña Dilma Rousseff y el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, visitaron el 13 de mayo este lugar y participan en una ceremonia prehispánica.
Récord arqueológico de biodiversidad!
En la Ofrenda 126, bajo el monolito de la diosa Tlaltecuhtli, fueron inhumadas plantas como el quelite, epazote, chía, calabaza, tabaco, maguey, copal y hule. Había además 1,688 animales pertenecientes a 167 especies distintas, 90% marinas. pic.twitter.com/sjYUCb8FvL— Leonardo López Luján (@LeoLopezLujan) May 11, 2021
En el hilo de Twitter se puede leer que bajo el monolito de la diosa Tlaltecuhtli, fueron inhumadas plantas como el quelite, epazote, chía, calabaza, tabaco, maguey, copal y hule.
Además, había en total: 7 especies de mamíferos, 6 de aves, 1 de reptiles, 7 de peces, 65 de almejas, 60 de caracoles, 1 de cucarachas de mar, 4 de corales, 6 de estrellas de mar, 1 de erizos de mar, 2 de galletas de mar, 1 de estrellas serpiente, 5 de pepinos de mar y 1 de esponjas.
“Esta gran biodiversidad de los niveles intermedios obedece seguramente a que los sacerdotes mexicas pretendieron enunciar materialmente, en términos de la antropóloga Danièle Dehouve, una clásica definición por extensión. En otras palabras, decidieron expresar la idea general del océano a través de la enumeración puntual de cada una de sus partes“, explica la versión digital de la revista Arqueología Mexicana.
Agrega que en la Ofrenda 126 estaríamos ante un verdadero listado exhaustivo o inventario completo de los organismos que habitan ese mundo acuático de fertilidad absoluta que, en la cosmovisión mexica, se localiza justo por debajo y alrededor de la costra del monstruo telúrico primigenio.
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En la publicación bimestral, en su número 166, también se puede leer que en el fondo de la caja, según la identificación de Ximena Chávez y la mastozoóloga Montserrat Morales, se encontraron que los huesos de los mamíferos eran de 28 lobos, 19 linces, 15 pumas, 3 jaguares, 1 ocelote, 1 conejo de Florida y 1 ratón ciervo.
Las aves halladas eran 5 águilas reales, 4 búhos americanos, 2 halconcitos colorados, 1 gavilán colirrojo, 1 gavilán pollero y 2 codornices. En el grupo de los reptiles identificaron 1 serpiente de cascabel.
De acuerdo con López Luján, las plantas y animales eran importados a Tenochtitlan de todo el imperio e incluso más allá, de ecosistemas tan contrastantes como las selvas tropicales, las zonas templadas, las regiones semiáridas y áridas, las lagunas costeras, los esteros, los manglares y los ambientes oceánicos.
En un comunicado de mayo del 2020, la DGCS de la UNAM dio a conocer que un grupo de científicos del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología, liderado por Francisco Alonso Solís Marín, contabilizaron 6 especies de estrellas de mar (13 individuos), 1 de erizos de mar (7 individuos), 1 de galletas de mar (1 individuo), 1 de bizcochos de mar (3 individuos), 1 de estrellas serpiente (1 individuo) y 5 de pepinos de mar (5 individuos). Ellos también detectaron restos de al menos 1 taxón de poríferos (1 esponja de mar).
En 2011, este equipo de investigación se percató de la existencia de estrellas de mar en la ofrenda, tras analizar material pulverizado y reconstruir parte de sus esqueletos; en 2020, tomaron una cucharada cafetera de polvo y descubrieron las espículas que formaban el esqueleto interno de un pepino de mar.
Los pepinos de mar existen en el planeta desde hace 400 millones de años y en la actualidad se conocen cerca de mil 700 especies
Para alcanzar la Ofrenda 126 fueron necesarios seis meses de labores ininterrumpidas, la remoción de 38 metros cúbicos correspondientes a seis rellenos constructivos. Finalmente en mayo de 2008 se hallaron cuatro pesadas losas de andesita de lamprobolita que, por más de cinco siglos, habían cubierto la ofrenda. (Con información de Arqueología Méxicana y Twitter)