65 % de las mujeres latinoamericanas que trabajan en tecnología considera que la cancha de juego se ha nivelado en sus organizaciones durante los últimos dos años.
Andrea Fernández, gerente general de América del Sur en Kaspersky (Foto: Cortesía Kaspersky)
El principio universal de complementariedad, tan claramente manifestado en la ley electrostática de las cargas opuestas, cada vez se nota más en la participación de las mujeres en puestos directivos de empresas tecnológicas.
Así lo discierne, en conferencia virtual, Andrea Fernández, gerente general de América del Sur en Kaspersky, quien con 10 años de experiencia en la empresa se ha dado cuenta de esta transformación laboral.
“Trabajo con un equipo de hombres y mujeres realmente muy talentosos, en el que se destaca el profesionalismo, la diversidad y la inclusión. Ya no solamente es una cuestión de ética ni de porcentajes, sino de que la industria de tecnología está percibiendo que tener diferentes puntos de vista, tener diversidad, justamente, ayuda a que esta industria crezca”.
Este punto de vista es compartido por Carolina Mojica, gerente de ventas de consumo de América del Sur en Kaspersky, quien afirma lo siguiente: “A pesar de que las opiniones son diferentes entre hombres y mujeres, esa diversidad puede ser superbenéfica para las empresas”.
Mojica agrega que las empresas de tecnología definitivamente tienen que buscar iniciativas que permitan aún más a las mujeres adquirir responsabilidades y cargos en los proyectos corporativos.
Todavía existen ideas flotando en el ambiente que ahuyentan a las mujeres a ser parte de la industria tecnológica, sobre todo cuando se trata del sector de la seguridad informática. Esto de acuerdo con Judith Tapia, gerente de ventas de consumo en Kaspersky México.
Según una encuesta online hecha en diciembre de 2020 por Arlington Research, 65 % de las mujeres latinoamericanas que trabajan en tecnología considera que, en cuanto a igualdad de género, la cancha de juego se ha nivelado en sus organizaciones durante los últimos dos años, en comparación con las mujeres norteamericanas (57 %) y europeas (50 %).
Además, 67 % de las mujeres latinoamericanas está de acuerdo en que sus habilidades y experiencia se consideraron más que su género al aspirar a su primer puesto en la industria.
Esta lucha se da también en la promoción en las niñas de las disciplinas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés), lo cual se traduce en la formación de mujeres listas para colaborar en la industria tecnológica.
Esta intención ha sido cristalizada por Movimiento STEM, asociación civil fundada por Graciela Rojas, quien aclara su misión en entrevista para Tec Review.
“Lo que proponemos es que las mujeres seamos valientes, aunque no perfectas, porque de lo que se trata es de experimentar, de fallar, de construir, de probar, de volver a generar prototipos, para que realmente se generen procesos de aprendizaje”.
En términos generales, esta organización tiene como objetivo acercarse a más de un millón de estudiantes mexicanos de secundaria y preparatoria, y conducirlos al estudio de carreras científicas o tecnológicas.
“Proponemos poner el conocimiento de STEM al servicio de la innovación, y no cualquier tipo de innovación, sino una innovación con visión social incluyente alineada a la agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), para afrontar los grandes retos de la humanidad y que, por otra parte, la mujer sea parte de la conversación”, expresa Rojas.
Irma Wilde, vicepresidenta adjunta de Customer Experience y Digital en AT&T México, actualmente demuestra que el talento, en la industria de la tecnología, no es exclusivo de los hombres.
En entrevista para Tec Review, asevera que la reducción de la brecha de género comienza desde las estrategias que deben tomar las mujeres estudiantes de carreras de STEM.
“Soy ingeniera biomédica, del Instituto Politécnico Nacional (IPN). Al inicio de la carrera me di cuenta de la importancia de poder hacer comunidad, porque al hacer sinergia con otras mujeres se puede ir creando un momentum en el que el rol de la mujer no es cuestionado”, precisó.
De acuerdo con Wilde, en AT&T México el 50 % de las vicepresidencias está a cargo de mujeres; además de que en la empresa ellas ocupan el 35 % de los puestos de liderazgo.
Aunque estas cifras son alentadoras, la historia de la ciencia y la tecnología muestra un escenario distinto. Por ejemplo, el 100 % de los fundamentos teóricos de la física estudiados en las universidades del mundo han sido aportación de hombres. Copérnico, Galileo, Newton, Einstein y Lemaitre son muestra de ello.
Al respecto, Wilde dice que esto no debe causar conflicto a las mujeres, pues hasta los genios llegaron a conclusiones trascendentales gracias al trabajo coordinado, en el que hubo otros hombres y también mujeres.
“Al final no solamente se trata de una persona, sino del equipo que está detrás de esa persona. Un ejemplo es Einstein, quien no hizo sus descubrimientos solo”.
Esta ingeniera admira a Marie Curie, quien a principios del siglo pasado ganó los premios Nobel de física y química, gracias a sus observaciones experimentales sobre la radiación. Sin embargo, ella se siente más identificada con Georg Simon Ohm (1789-1854), quien formuló algunos principios teóricos de la electricidad que ella aprendió en el Politécnico.
“Cuando empecé a estudiar física, me di cuenta de la importancia que tiene la resistencia en los sistemas eléctricos. Fue Ohm, un físico alemán, quien hizo esta ley básica de los circuitos. Sin embargo, a él lo que más le interesaba, más allá de la física, era la acústica fisiológica”.
Wilde, hasta la fecha, siente esa conexión especial con Ohm, puesto que con este gran científico teutón comparte la pasión de conocer la influencia de la física en el cuerpo humano, porque en cuestión de ciencia y tecnología los vínculos teóricos prevalecen sobre cualquier tipo de divergencia de género.
A pesar de los esfuerzos considerables realizados durante los últimos decenios con miras a reducir la brecha entre géneros en lo relativo a la enseñanza de las ciencias, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas, aún persisten grandes desigualdades. En diferentes situaciones, los obstáculos socioeconómicos, culturales y de otra índole siguen impidiendo que las alumnas completen o se beneficien plenamente de la educación de calidad que han escogido.
Según la UNESCO en su informe Cracking the code: girls’ and women’s education, la desigualdad entre géneros en la enseñanza de las STEM es sorprendente.
“En la enseñanza superior, solo el 35 % de los estudiantes matriculados en las carreras vinculadas con las STEM son mujeres. Hoy, solo el 28 % de los investigadores del mundo son mujeres. Los estereotipos de género y los prejuicios comprometen la calidad de la experiencia del aprendizaje de las alumnas y limitan sus opciones educativas”.
Se considera que las carreras relacionadas con las STEM son “los” empleos del futuro.
“Garantizar que las niñas y las mujeres tengan igualdad de acceso a la enseñanza de las STEM y, a la larga, a las carreras vinculadas con estas materias, es imprescindible desde el punto de vista de los derechos humanos, la ciencia y el desarrollo. La igualdad de género en materia de las STEM garantizará que los niños y las niñas, los hombres y las mujeres, adquieran capacidades y oportunidades para contribuir al ámbito de las STEM y sacar provecho por igual de sus beneficios”, dice la UNESCO.