En esta región de Estados Unidos se han contabilizado 35 incendios que han destruido más de 122,000 hectáreas y han generado desalojos masivos.
Una residencia quemada arde sin llama durante el incendio Bear, parte de los incendios del North Lightning Complex, en el condado no incorporado de Butte, California, el 9 de septiembre de 2020. - Vientos secos peligrosos azotaron los incendios forestales récord de California y provocaron nuevos incendios el martes, ya que cientos fueron evacuados en helicóptero y decenas de miles se vieron sumidos en la oscuridad por cortes de energía en todo el oeste de Estados Unidos. (Foto: Josh Edelson / AFP)
No es la primera vez que Leanna Mikesler deja su casa por un incendio forestal: vive en las montañas de California, cada vez más azotadas por las llamas.
Pero, en pandemia fue “10 veces más difícil”, explica esta mujer jubilada, mientras deja a su perra en un refugio para mascotas habilitado por la Cruz Roja en Clovis, en el centro del estado.
Un bombero apaga las llamas mientras avanzan hacia las casas durante el incendio de Creek en el área de Cascadel Woods del condado no incorporado de Madera, California (Foto de JOSH EDELSON / AFP)
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Con su esposo y los documentos más importantes abandona su casa, por segunda vez desde que vive en Meadow Lakes, en el bosque nacional Sierra, donde arde el incendio Creek y ya consumió 66,000 hectáreas.
Mikesler habla pausado y cuenta lo que ha visto en las noticias: “cuando levanten la orden de evacuación podremos ir a ver si la casa no se quemó. Están tratando de preservar Meadow Lakes, usando aviones que bombardean las llamas con retardante… ese químico rojizo que trata de evitar la propagación del fuego”.
El puente de la bahía de San Francisco y el horizonte de la ciudad están oscurecidos por el humo naranja y la bruma como se ven desde Treasure Island en San Francisco, California. (Foto Brittany Hosea-Small / AFP)
Desde que el alguacil les avisó el sábado a través de altavoces que evacuaran, vive en un cuarto de hotel con una tarifa subsidiada, pues el típico albergue en un gimnasio con centenas de camas alineadas una al lado de la otra no es viable con la pandemia de la Covid-19, que solo en California ha matado a 13,841 personas.
“Tenemos más de 600 personas en hoteles. Se les entrega comida en contenedores desechables, tres comidas al día, bocadillos y agua”, explicó Cindy Huge, portavoz de la Cruz Roja en un centro para evacuados ubicado en una escuela secundaria”.
Una gasolinera Valero quemada por el incendio de Creek en un área no incorporada del condado de Fresno, California. (Foto: Josh Edelson / AFP)
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David Mascarini, de 69 años, estaba desubicado, sin saber qué hacer. Era la primera vez que se quedaba “en la calle”.
“Estoy buscando donde dormir, si me toca en mi camioneta, lo hago, pero tengo a mi esposa y a mi perrita“, cuenta este hombre de cabello canoso y barba poblada, quien vive en Auberry, cerca de Meadow Lakes.
El hotel donde pasaron la primera noche no tenía cuartos. Por eso acudieron a la Cruz Roja, que diseñó en marzo el nuevo protocolo para tiempos de pandemia, visualizando una situación como ésta.
Un barco pasa mientras el puente Bidwell Bar está rodeado por el fuego en el lago Oroville durante el incendio Bear en Oroville, California. (Foto: Josh Edelson / AFP)
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“No sé si mi casa resistió. Yo limpié la maleza alrededor de la propiedad, espero que haya funcionado”, explica con un tono que no lo hace sonar convencido.
Al menos 60 casas ya fueron destruidas por Creek, según la agencia de bomberos de California, Cal Fire. Esas comunidades enclavadas en la montaña quedaron convertidas en pueblos fantasma.
En Shaver Lake, otra de las zonas afectadas, lo que antes fueron residencias son manojos de escombros.
En una de ellas solo la chimenea de ladrillos aguantó. Los restos chamuscados de la lavadora y secadora, así como un juego de mesa de jardín metálico y una camioneta pick-up permiten imaginar –un poco– el mapa de la casa.
Sobre las montañas podían verse líneas de humo, como saliendo de una chimenea. Mientras que en las carreteras se veían troncos aún encendidos y pequeñas llamas que las autoridades acudían a apagar. A lo lejos, helicópteros y el avión de tipo comercial –del que hablaba Mikesler– en operación.
En un campamento, caravanas estacionadas y conectadas a la fuente de electricidad y agua, con mesas y sillas plegables al frente estaban abandonadas. El silencio solo se interrumpe por un cuervo. Es, casi, una escena apocalíptica.
“Simplemente dejamos todo”, señaló Sandy Clark, de 68 años, convencida de que “nunca” se mudaría de North Fork, ni siquiera con el peligro que cada vez más representan estos incendios.
Lo mismo piensan Mikesler y Mascarini. “Somos gente de montaña”, coincidieron.
Un oficial de la ley guía a los evacuados por un camino rodeado por el fuego en el incendio Bear en Oroville, California (Foto: Josh Edelson/ AFP)
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Autoridades de Estados Unidos calificaron a estos fenómenos como “nunca antes vistos”, pues los incendios se provocaron por la mayor ola de calor registrada en California combinada con fuertes rachas de viento.
De igual forma, nuevos fuegos estallaron en el norte de California, mientras que otros, como el Bear Fire –que tiene tres semanas de duración– saltó sus líneas de contención por los fuertes vientos y se propagaba a un “ritmo extremo” comparable al de Camp en 2018, el fuego más mortífero de la historia moderna de California, indicó Daniel Swain, científico de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA).
Además, otro incendio, el Bobcat, amenaza la región de Los Ángeles. Estos nuevos incendios se expandieron rápidamente durante el fin de semana festivo (del Día del Trabajo), en el que se registró una temperatura récord de casi 50 grados en el condado de Los Ángeles. (Javier Tovar /AFP)
La gente se relaja bajo un cielo lleno de humo naranja en Dolores Park en San Francisco, California. (Foto: Brittany Hosea-Small / AFP)