Por Angélica Pineda

Las empresas valoran cada vez más la experiencia internacional de sus colaboradores. Por ello, para muchas personas probar suerte en otro país es una vía para impulsar su carrera. Hasta 2017, cerca de 13 millones de mexicanos vivían en el extranjero, más de 10% de ellos con estudios profesionales, según la Secretaría de Relaciones Exteriores. Uno de ellos es Armando Mendoza.

En 2010, el pedagogo, de 38 años, se mudó a París, Francia, para formar una familia con su esposa, a quien conoció mientras ambos trabajaban en una asociación civil en la Ciudad de México. Aunque fue difícil, Mendoza debió aprender el idioma, adaptarse y crear una red de contactos que le permitió explorar su vocación artística y crecer profesionalmente. Hoy da clases de español para empresas y es investigador en proyectos de artes plásticas y pedagogía.

Así como hay mexicanos que prueban suerte en otros países —97.8% radica en Estados Unidos—, hay más de 1.2 millones de extranjeros que eligen México para vivir y desarrollarse en el ámbito profesional. Milagros Oreja es una comunicadora argentina que en 2015 viajó a territorio mexicano para trabajar en la capital del país. Luego de unos años en el periodismo y relaciones públicas, en agosto de 2017 fundó su agencia de comunicación Brains4rent, que ha coordinado eventos de empresas como Airbnb y Warner Bros. Pictures.

Capitalizar de manera positiva un cambio de residencia no es sencillo. Aprender el idioma, adaptarte a la cultura laboral y tejer una red de contactos fuerte toma tiempo, requiere dedicación, perseverancia y motivación. Para que esa aventura no sea un salto al vacío sin paracaídas, hay una serie de consejos prácticos que puedes seguir:

Establece un objetivo: Mudarse a otro país es una decisión fuerte. La recomendación es que tengas muy claro el motivo del cambio, indica Oreja. “En el primer año tuve dudas sobre la decisión que tomé, no sabía muy bien cuál iba a ser mi ganancia”, comparte la CEO de Brains4rent.

Para hacer frente a esta decisión, Camila Lecaros, managing partner de la aceleradora MassChallenge, sugiere conocer el lugar donde vivirás incluso antes de hacerlo. “Eso ayuda a saber si te puedes adaptar, porque puede ser que la ciudad te encante, pero con el tiempo ya no”, dice la experta en emprendimiento de origen colombiano, quien llegó a México en febrero de 2016 para arrancar la firma internacional en el país.

Otros elementos que debes analizar son la tasa de desempleo para saber si te será fácil cambiar de empresa o encontrar clientes si emprendes un negocio, su diversidad industrial y el costo de vida con relación al salario.

Busca las oportunidades: La oportunidad no siempre llega en ‘bandeja de plata’. Muchas veces hay que ir por ella, comenta Cristina Villarreal, gerente regional de Comunicaciones de Uber Eats, quien ha trabajado durante los últimos cinco años en países como Colombia, Argentina, Chile y México.

Toma en cuenta que muchos programas de maestría en negocios vinculan a sus alumnos con empresas internacionales a través de prácticas profesionales o proyectos de investigación.

Los entrevistados también recomiendan aplicar a vacantes en otros países a través de portales como LinkedIn o bien directamente con compañías globales, como es el caso de Villarreal y Lecaros.

Explora nuevas experiencias: Vivir y trabajar en otro país es un desafío psicológico y no puedes iniciar esa aventura sin tener una actitud humilde y de servicio, señala Villarreal. “Se debe tener una actitud de apertura y curiosidad, pensar qué voy a dejar yo en este país que me está recibiendo”.

La ejecutiva, de 31 años, considera que se debe tener vocación para hacer una carrera internacional. “Entre más temprano se empiece a buscar las oportunidades a través de la red de contactos o en empresas globales representará mayor experiencia trabajando en diferentes culturas”.

Conecta con otras personas: Una vez que te has establecido en otro país es importante tejer la red de contactos. Esta puede ser desde dos ámbitos: la profesional, con personas de tu mismo ámbito laboral, nacionales o extranjeros que estén en otras empresas, y la social. “La casa siempre va a hacer falta, así que encontrar al grupo de coterráneos hace que el proceso de adaptación sea más fácil”, agrega Villarreal.

Ese proceso puede iniciar incluso antes de la mudanza, añade Oreja. “Puedes contactar a gente que vive en ese otro país o conocidos de conocidos. Eso me ayudó mucho para armar mi propia red de amigos en México”, dice. La empresaria forma parte de grupos de la comunidad argentina con hasta 200 miembros.

Comprométete: Conocer el idioma es sólo una parte de la ecuación cuando vives y trabajas en otro país. Diego Quevedo, investigador colombiano quien en 2014 cursó su maestría en docencia en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), recuerda que un extranjero es un centro de atención por el simple hecho de serlo. Y a veces eso exige hacer un esfuerzo extra.

“Tuve un profesor que me pedía todo por escrito y me hacía críticas muy fuertes. Hasta que finalmente me dijo que había agarrado las formas de México. Ahí entendí que la forma en cómo escribía mis ensayos no eran claros para él, que debía escribir de otra manera y eso requirió de un mayor esfuerzo”, comenta Quevedo.

Quizá también será necesario hacer la equivalencia —o revalidar— tu grado académico para que puedas continuar con tu desarrollo. “En Francia, la equivalencia requiere estudiar dos o tres años más para que nos puedan dar el nivel que en México tenemos al terminar la licenciatura”, comenta Mendoza.

Ábrete a la cultura: “Hay que tener la suficiente apertura para no comparar, sino comprender las diferencias y encontrar el sentido de las cosas”, comenta el investigador colombiano.

Además de escuchar música o conocer la historia de ese país, Villarreal sugiere contar con un intérprete cultural, que puedes ser un colega o un amigo, que te ayude a entender cómo debes hablar, qué expresiones utilizar, cómo dirigirte a la gente y cómo interactuar.

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