La ciencia y la tecnología crean valor para la sociedad; la primera permite la mejor comprensión del mundo, y la segunda nos permite el desarrollo económico y social. Pero, en general, el objetivo de la investigación científica es la generación de conocimiento sin necesariamente fijarse como meta que la transferencia del conocimiento tenga un impacto en la sociedad.
La investigación es también el pilar de la educación ya que constantemente se necesita desarrollar, simplificar y aplicar el conocimiento científico y tecnológico en nuestro proceso de aprendizaje. Por supuesto, la generación de conocimiento nos permite actualizar nuestra educación y conocimiento técnico. No obstante, el verdadero reto es entender desde una perspectiva científica cómo el proceso de aprendizaje se desarrolla y cómo nuestros jóvenes (los millennials) están modificando, por ósmosis, los paradigmas del aprendizaje.
Hay que proponer un nuevo paradigma en el que los investigadores llevemos a cabo nuestra importante tarea de crear conocimiento y relacionarlo para el beneficio de la sociedad. La investigación científica debería utilizarse para agregar valor a la sociedad de una forma más rápida y más medible. Así, existen tres maneras para lograr esto: investigar para mejorar la educación, investigar para lograr la innovación e investigar para transformar a la sociedad.
El reto que tenemos es el de crear una alianza virtuosa que vincule la generación de conocimiento con la creación de valor económico, y ello puede ser posible a través de procesos de innovación (desarrollo tecnológico + negocio). De hecho, la generación de beneficios sociales medibles, producto del trabajo de los investigadores, ha sido una discusión importante en foros y congresos de todo el planeta. Dentro de los ejemplos de investigación aplicada se encuentran la inteligencia artificial, la robótica, la biotecnología, la nanotecnología, la medicina inteligente y las neurociencias, entre otros desarrollos tecnológicos, que ayudarán a democratizar el conocimiento, los productos y los servicios.
Hoy, a los investigadores se les pide que relacionen la capacitación científica con la producción para que encuentren soluciones a los problemas más desafiantes que enfrenta la humanidad: el agua, la energía, el medio ambiente, la seguridad alimentaria, la salud global, la educación, el crecimiento sustentable y la pobreza. Los investigadores tienen acceso al conocimiento global y a las soluciones que pueden aplicarse a su contexto local. La investigación abierta y los modelos de innovación, así, son la clave para resolver estas dificultades con un sentido de comunidad, el conocimiento colectivo y la capacidad para actuar.
La investigación científica debería utilizarse para agregar valor a la sociedad de una forma más rápida y más medible
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