Dentro de las comunidades online, como en las redes sociales y en los videojuegos, cada […]
Dentro de las comunidades online, como en las redes sociales y en los videojuegos, cada usuario cuenta con una identidad virtual, es decir, aquella que funge como una interfaz entre
la persona física y el mundo en la red. Incluso, la mayoría de los internautas actuales contamos con varias de estas, representadas por avatares con características o habilidades específicas.
Pero, a pesar de que se trata de personajes con perfiles que nosotros mismos creamos, estas identidades no están libres de prejuicios, estereotipos, discriminación y racismo. ¿Por qué? “Porque las identidades virtuales son un reflejo de la sociedad”, consideró en entrevista con Tec Review Fox Harrell, profesor del Massachusetts Institute of Technology (MIT), durante el foro VOR 2017 Superinteligencias que se realizó en la Ciudad de México.
Harrell, junto con un equipo de expertos de la misma institución, emprendió un proyecto que utiliza herramientas tecnológicas como la inteligencia artificial para realizar análisis sociales de estas identidades y sus “fantasmas”. Su objetivo es el de “evaluar sus valores, revelarlos y, posteriormente, trabajar en generar un poco más de conciencia al respecto”.
El reto más grande que el grupo enfrentó durante el desarrollo de esta iniciativa, de acuerdo con el profesor, fue el de convertir temas considerados como subjetivos en valores objetivos que las herramientas tecnológicas pudieran realmente medir. Esto se logró con ayuda de un algoritmo de análisis con base en arquetipos. Una vez creado el sistema, este se corrió en diferentes plataformas, principalmente en videojuegos como Oblivion.
“Los avatares de este juego cuentan con una gran diversidad de representación en cuanto a etnias en comparación con otros y ofrecen un destacado grado de personalización de los personajes”, explicó Fox Harrell. Sin embargo, en este videojuego, hay características como atributos y habilidades que dependen del avatar que no pueden ser modificadas. Así lo evidenció este software.
“Por ejemplo, si eliges ser mujer serás más inteligente en comparación de los personajes masculinos. Si tienes rasgos africanos tendrás 30 puntos de inteligencia y 50 en resistencia. Y los bretones contarán con 20 puntos más que los africanos en inteligencia. Estos son estereotipos y prejuicios que tiene el juego”, detalló Harrell. “Estos son los valores que pueden determinar la experiencia del usuario”.
Los resultados arrojados tras analizar videojuegos en línea son un reflejo de la sociedad desde el punto de vista de los creadores pero, ¿qué sucede del otro lado de la pantalla? “Realizamos otros estudios que indican que en el momento en el que los usuarios crean sus personajes ocurre algo parecido. Los hombres suelen escoger ser más fuertes y las mujeres al revés”, dijo el profesor del MIT.
“Y si utilizas un avatar que se ve muy parecido a ti, no te irá tan bien como cuando eliges a un que se acerca más a alguien que admiras. Tendrás un desempeño mucho mejor”, agregó, al recordar que esta investigación se realizó con ayuda de voluntarios en Boston, Massachusetts.
Plataformas responsables
Para Fox Harrell la clave está en no apartar las ciencias sociales y las humanidades de las ingenierías. “Muchas veces pensamos que estos temas son más subjetivos y tendemos a verlos separados de la tecnología. Pero pienso que ambos pueden complementarse”, afirmó el experto. “Si te estás preparando para ser ingeniero, te recomiendo investigar más para entender la importancia de tomar en cuenta la parte humana a la hora de desarrollar”.
Harrell y su equipo ya trabajan en la creación de plataformas responsables en este sentido, no sólo de videojuegos, sino también extensiones para redes sociales.
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