Cerca del 92% de los habitantes del planeta viven en lugares donde la calidad del […]
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Cerca del 92% de los habitantes del planeta viven en lugares donde la calidad del aire no respeta los niveles fijados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Así lo dio a conocer la propia organización en un comunicado en el que urge la adopción rápida de medidas para hacer frente a la contaminación.
“Existen soluciones, como un transporte sostenible en las ciudades, la gestión de los desechos sólidos, la utilización de cocinas y combustibles limpios en los hogares, así como las energías renovables y la reducción de las emisiones industriales”, explicó.
El informe, que tiene base en datos provenientes de más de 3,000 ubicaciones, tanto rurales como urbanas, estima que cada año unas 3 millones de muertes son atribuibles a la exposición a polución en el aire. Con los datos obtenidos los expertos esperan poder alentar a los Estados a realizar más esfuerzos para disminuir esta cifra antes de 2030.
¿Qué estamos respirando?
La contaminación atmosférica procede sobre todo de la industria, la calefacción y los transportes. Sus posibles efectos en la salud son múltiples, entre los cuales figuran los trastornos respiratorios e incluso el cáncer de pulmón o los accidentes vasculares cerebrales.
Contrario a lo que se podría pensar, más que en los momentos de máxima contaminación, generados en parte por las condiciones meteorológicas o el aumento temporal de ciertas actividades, es sobre todo la polución crónica la que es más nociva. Ésta tiene origen en las partículas, el ozono, el dióxido de nitrógeno o los metales pesados.
Las primeras son materias microscópicas suspendidas en el aire. Existen las PM10 (diámetro inferior a 10 micras), procedentes sobre todo de los procesos mecánicos como las actividades de construcción, y las más finas (PM 2,5, diámetro inferior a 2,5 micras), cuyo origen se encuentra en la combustión de madera o de carburantes y en los vapores industriales.
Las partículas están consideradas como “el agente contaminante atmosférico más nocivo para la salud humana en Europa”, según la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA), ya que penetran en las ramificaciones profundas de las vías respiratorias e, incluso, en la sangre.
Por otra parte, el dióxido de nitrógeno (NO2) se forma en los procesos de combustión de los motores de coches, barcos e incluso de centrales eléctricas. Al estar tan relacionado con los transportes, el dióxido de nitrógeno golpea de lleno las ciudades.
Este gas favorece el asma y los trastornos pulmonares en los niños. Según la OMS, en Europa y en Norteamérica, se observa actualmente una asociación entre la disminución de la función pulmonar y las concentraciones de NO2.
El ozono (O3) es un gas surge de reacciones químicas, bajo el efecto del sol, entre varios agentes contaminantes como el dióxido de nitrógeno y los compuestos orgánicos volátiles.
“El ozono es un gas potente y agresivo” que, a niveles elevados, “corroe los materiales, los edificios y los tejidos vivos”, dio a conocer la AEMA. En el cuerpo humano conlleva una “inflamación de pulmones y bronquios”.
Finalmente, existen otros agentes que participan en la generación de contaminación, como el dióxido de azufre (combustión de carbón y de petróleo), que causa patologías respiratorias; y el amoniaco (NH3), relacionado con las emisiones de la agricultura.
La industria también emite metales pesados como plomo, cadmio, níquel, arsénico o mercurio que se acumulan en el organismo.
Si quieres conocer los niveles de polución que tienen las diversas zonas del mundo mira el siguiente mapa de la OMS, el cual muestra en color rojo los países más afectados.
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