Gracias a la unión de la nanotecnología con el Internet de las Cosas (IoT), próximamente […]
Agencia Informativa Tec De Monterrey
Gracias a la unión de la nanotecnología con el Internet de las Cosas (IoT), próximamente será común que los doctores inyecten a la corriente sanguínea de sus pacientes un diminuto dispositivo —del tamaño de la millonésima parte de un milímetro— para detectar arterias tapadas debido al colesterol, por ejemplo. Esta tecnología es conocida como el Internet de las Nanocosas (IoNT).
Los expertos del Foro Económico Mundial (WEF) ya prevén un auge de esta nueva tendencia, de acuerdo con su Top 10 de Tecnologías Emergentes 2016. Se trata de sensores a escala nano capaces de transmitir información en tiempo real a través de la red, por lo que fungirán con herramientas de gran ayuda para la medicina.
Otra aplicación para estos nanoaparatos puede ser la de detectar enfermedades en la sangre e, incluso, rastrear contaminantes, según comentó Joaquín Oseguera, profesor del departamento de Mecatrónica del Tecnológico de Monterrey, Campus Estado de México.
Nueva tecnología, nuevos retos
El camino del IoNT, como el de cualquier otro desarrollo, no está exento de obstáculos. Un gran reto es el de la batería de los sensores, otro es el de la ciberseguridad.
De acuerdo con Dmitry Bestuzhev, director del Equipo de Investigación y Análisis de Kaspersky Lab América Latina, el problema en el primer caso es la complejidad de incluir baterías de larga duración en un dispositivo de dimensiones nanométricas. En el segundo es que estos aparatos transfieren la información utilizando la radiofrecuencia.
“En plataformas como eBay se pueden comprar los dispositivos para escuchar esta señal”, advirtió. Además, el experto no descarta que la señal pueda ser hackeable.
Su recomendación es que, desde ahora, se empiece a trabajar el protocolos para el uso de los nanosensores o, bien, en una autenticación más fuerte.
Una nueva oportunidad para México
Joaquín Oseguera consideró que el avance de esta nueva tecnología puede significar una gran oportunidad de negocio para México, ya que cuenta con una población grande y con capacidades tecnológicas. El gran reto es el de contar con profesionales preparados para el desarrollo de dispositivos con IoNT, así como con el presupuesto y la inversión que requiere.
“Debería haber una política pública orientada a satisfacer estos cambios tecnológicos que implican recursos en investigación y desarrollo, así como también cambios en los programas de estudio”, recomendó.
Esto permitiría alcanzar a los países que actualmente llevan la delantera en la materia como Estados Unidos, Japón, Suecia o Francia.
Con información de Agencia Informativa Tec De Monterrey
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